En medio del suntuoso Teatro alla Scala, entre el tumulto y la expectación, dos corazones destinados a encontrarse se cruzaron.
Lucía, una soprano de voz celestial, cautivó al público con su aria conmovedora. Entre los asistentes, un joven y apuesto tenor llamado Marco quedó hechizado por su voz y su belleza.
Sus miradas se cruzaron un instante, provocando una chispa innegable. En el intermedio, Marco reunió el valor para acercarse a Lucía. Con palabras temblorosas, le expresó su admiración y le pidió su número. Lucía sonrió tímidamente y accedió.
Mientras salían del teatro, un aguacero torrencial amenazó con empaparlos. Marco, sin dudarlo, ofreció su paraguas a Lucía. Bajo el abrigo del celofán transparente, compartieron risas y sueños bajo la lluvia implacable.
Esa noche, en la ópera, nació un amor tan intenso como la música que los había unido. Su historia, un susurro de notas dulces y palabras no dichas, resonó en los corazones de todos los que la conocieron. Y así, una noche en la ópera se convirtió en una sinfonía de amor que duraría para siempre.
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