Bajo el ocaso anaranjado, cuando los suspiros del amanecer se filtraban tímidamente, dos corazones se encontraron en el jardín secreto.
Ella, Sofía, era una artista de palabras, su mirada llena de sueños. Él, Mateo, un músico de notas silenciosas, sus melodías danzaban en su alma.
Entre el canto de los pájaros y el aroma de las flores, compartieron palabras y acordes robados. Cada encuentro era una sinfonía de emociones, un lienzo de anhelos. Pero el secreto de su amor se ocultaba en las sombras, pues sus mundos prohibidos chocaban.
Una tarde, mientras el cielo se teñía de tristeza, Mateo recibió una carta. Una misión lejana lo alejaba de Sofía. El dolor se apoderó de sus corazones, cada suspiro era un lamento de despedida.
En la noche más oscura, Sofía decidió desafiar el destino. Se escabulló hacia el jardín y, con el amanecer, entregó a Mateo un pequeño cuaderno azul. Sus páginas estaban llenas de poemas, suspirando su amor y su dolor.
Mateo leyó cada palabra con el corazón latiéndole con fuerza. En ese instante, supo que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo. Juntos, encontrarían un camino para que sus suspiros del amanecer resonaran para siempre.
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