Bajo el manto estrellado, en un faro azotado por el viento, se entrelazaron dos almas solitarias.
El faro, un centinela erigido sobre riscos imponentes, era el hogar de Mateo, un farero atormentado por la soledad. Noche tras noche, su luz guiaba a los barcos perdidos, pero no podía iluminar la oscuridad que habitaba en su corazón.
Una tormenta feroz trajo a la costa a Valentina, una mujer náufraga en busca de refugio. Su belleza etérea y su espíritu indomable cautivaron a Mateo de inmediato. En medio del rugido del viento y las olas, hicieron una promesa: protegerse mutuamente de la tempestad.
Los días se convirtieron en semanas mientras compartían historias y reían bajo la pálida luz del faro. El aislamiento se desvaneció, reemplazado por un vínculo inquebrantable. Sin embargo, el destino tenía una cruel sorpresa.
Un día fatídico, un barco perdido se estrelló contra las rocas. Mateo se apresuró a rescatar a los sobrevivientes, pero una enorme ola lo arrastró al mar. Valentina observó horrorizada cómo las aguas se lo llevaban.
La luz del faro se apagó, sumiendo la costa en la oscuridad. Pero para Valentina, el recuerdo de Mateo ardió para siempre. Su promesa, una vez un faro de esperanza, se convirtió en un recordatorio desgarrador de un amor perdido en la tormenta.
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