Las olas del corazón se estrellaron contra la orilla, reflejando los latidos de su corazón. Ella caminaba por la playa, sus pies descalzos sobre la arena húmeda, su mirada perdida en el horizonte. El océano se agitaba, pero su corazón estaba aún más revuelto.
Un extraño se acercó, sus ojos azules como el cielo, su sonrisa cálida como el sol. «Disculpa», dijo, «Pareces perdida». Ella asintió, sin poder articular palabras. Él le ofreció su mano y juntos caminaron hacia un lugar más tranquilo.
Hablaron durante horas, compartiendo sus sueños y sus miedos. Descubrieron que tenían mucho en común, como si el destino los hubiera unido en medio de la tormenta. Pero justo cuando la conexión se hacía más fuerte, el extraño desapareció, dejando a la mujer con el corazón roto.
Días después, ella volvió a la playa, con la esperanza de encontrar al hombre que había robado su corazón. Para su sorpresa, allí estaba él, esperando con un ramo de flores. «Perdóname», dijo, «Tenía que irme, pero no podía dejar de pensar en ti».
Ella lo abrazó con fuerza, sintiendo que las olas de su corazón se calmaban por fin. Habían encontrado el amor en medio de la tempestad, y ahora navegarían juntos por las aguas del destino.
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