Bajo el majestuoso lienzo de las nubes, se entrelazaron las miradas de dos almas destinadas a encontrarse.
Ella, Alba, una pintora con ojos que reflejaban los colores del ocaso. Él, Mateo, un escritor con palabras que pintaban mundos en el lienzo del papel.
En un encuentro fortuito bajo el cielo nublado, su conexión fue tan intensa como una descarga eléctrica. Conversaciones llenas de risas, sueños y aspiraciones compartidas los unieron como si se conocieran de toda la vida.
Pero el destino tenía otros planes. Nubes oscuras se cernieron sobre su amor, amenazando con separarlos para siempre. Mateo se vio obligado a marcharse, dejando a Alba sumida en la soledad.
Sin embargo, la promesa de las nubes se hizo realidad. Años después, un día soleado, Mateo reapareció, trayendo consigo el mismo ardor que había encendido su amor. Alba, con el corazón aún latiendo por él, se reencontró con el hombre que había robado su alma.
Su amor, como las nubes, había cambiado de forma, pero su esencia seguía siendo la misma. Bajo el cielo infinito, renovaron sus promesas, sellando un amor que había sobrevivido a las tormentas más oscuras. Y así, bajo la eterna danza de las nubes, su amor floreció una vez más, demostrando que incluso en los cielos más turbulentos, la promesa de un encuentro puede ser eterna.
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