En el ocaso dorado, donde los sueños se entrelazan, residía La Princesa del Atardecer, una joven de belleza etérea y alma apasionada. Su nombre era Celeste, y su historia era una leyenda sin contar… hasta ahora.
Una noche, mientras Celeste contemplaba el cielo arrebolado, un extraño se acercó. Vestía una armadura resplandeciente y tenía ojos que brillaban con una intensidad que ella nunca había visto. Era el Príncipe de la Noche, venido de lejanas tierras.
Sus miradas se encontraron y el tiempo pareció detenerse. Un fuego ardió entre ellos, un amor tan intenso que desafiaba la lógica y el tiempo. Pero su amor estaba destinado a ser prohibido. El padre de Celeste, el Rey Sol, veía a la Noche como su enemigo mortal.
A pesar de los obstáculos, Celeste y el Príncipe se reunieron en secreto, robando momentos preciosos bajo el manto de la noche. Sin embargo, sus encuentros no podían durar para siempre. El Rey Sol descubrió su amor y los separó, condenándolos al destierro.
En el dolor de la separación, Celeste encontró su fuerza. Renunció a su título y se embarcó en un viaje para reunirse con su amado. Su camino estuvo lleno de peligros, pero su determinación nunca flaqueó.
Finalmente, después de semanas de ardua búsqueda, Celeste encontró al Príncipe. Juntos, desafiaron las convenciones y crearon su propio reino, donde el amor y la noche reinaban supremos. Y así, La Princesa del Atardecer encontró su verdadero destino, no como gobernante, sino como amante.
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