**La Melodía del Amanecer**
En el tranquilo pueblo donde se besan el sol y el mar, una melodía dulce como el rocío anunciaba el amanecer. Era la canción de Anya, una joven violinista con un corazón lleno de sueños y notas.
Cada mañana, su música se elevaba por las calles empedradas, despertando a sus vecinos y robándoles el aliento. Y cada mañana, Leonel, un escritor atormentado por el bloqueo, encontraba consuelo y esperanza en esas notas.
Un día, mientras la melodía envolvía la plaza, Leonel se acercó tímidamente. «Disculpe, señorita», su voz era un susurro en medio del silencio. Anya se giró, sus ojos azules brillaron de sorpresa. «¿Sí?»
«Tu música… me inspira. Es como si pudiera escribir mis historias solo con escucharla», confesó Leonel. Una sonrisa iluminó el rostro de Anya, su corazón latiendo con una emoción desconocida.
Desde ese día, se convirtieron en compañeros silenciosos, unidos por la melodía del amanecer. Las palabras de Leonel fluían con la misma pasión conmovedora que las notas de Anya. Juntos, crearon una sinfonía de palabras y música que llenó el pueblo de amor y esperanza.
Pero un destino cruel los separó abruptamente. Leonel se marchó por un lejano viaje. Anya quedó con el corazón roto, su música silenciada. Años después, un libro llegó a las manos de Anya. Era la novela de Leonel, inspirada en sus mañanas bajo el hechizo de la melodía del amanecer. Leyendo sus palabras, Anya sintió el latido de su corazón de nuevo.
Y así, la melodía del amanecer se convirtió en su eterno vínculo, un amor que trascendió el tiempo y la distancia, siempre presente en las notas que seguían tocando suavemente el corazón de Anya.
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