La luna de cristal

Bajo el cielo nocturno, donde las estrellas parpadeaban como luciérnagas celestiales, se cruzaron sus miradas. Ella, una mujer hermosa con ojos que brillaban como la luna llena. Él, un hombre enigmático con un porte que evocaba misterio.

En ese preciso instante, sintieron una conexión inexplicable que los envolvió como un velo sedoso. Caminaron hacia un claro donde la luz de la luna se reflejaba en un cristal gigante, creando un resplandor que iluminaba sus rostros.

Mientras se acercaban, la imagen de sus yoes pasados se reflejó en la superficie cristalina, susurrando sus secretos y anhelos. La luna de cristal parecía poseer un poder mágico que los unía a través del tiempo.

Pero el destino tenía otros planes. Una nube oscura se apoderó del cielo, ocultando la luna y sumiéndolos en la oscuridad. El cristal dejó de reflejar, y con él, desapareció su conexión.

Años más tarde, sus caminos volvieron a cruzarse. La mujer, ahora una exitosa artista, paseaba por una galería de arte cuando su mirada se detuvo en una pintura que representaba la luna de cristal. En ese momento, el recuerdo de su encuentro perdido inundó su mente.

El hombre, convertido en un escritor renombrado, asistía a una lectura de poesía cuando escuchó una voz que hizo eco en su alma. Al levantar la vista, se encontró con los ojos de la mujer que había amado y perdido.

Este reencuentro fue una dulce sinfonía que completó su historia inacabada. La luna de cristal había servido como un faro en su pasado, guiándolos de regreso el uno al otro en un momento de serendipia. Y así, bajo la luz de la luna, su amor floreció una vez más, más fuerte e irrompible que antes.


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