Entre el bullicio de la Feria de los Sueños, donde luces vibrantes bailaban y el aroma de churros recién hechos impregnaba el aire, dos corazones se entrelazaron.
Sofía, una chica de espíritu libre con ojos brillantes, buscaba un deseo profundo. Mientras paseaba por los puestos, su mirada se cruzó con la de Mateo, un artista callejero con una sonrisa enigmática y una mirada que prometía aventuras.
Una chispa innegable surgió entre ellos, encendiendo un anhelo que trascendía las palabras. Entre el jolgorio de la feria, intercambiaron promesas y sueños, creando un vínculo irrompible.
Pero el destino tenía un giro inesperado. Mientras el sol comenzaba a ponerse, una tormenta se desató, amenazando con destrozar su momento mágico. En medio del caos, Mateo desapareció, dejando a Sofía con el corazón roto.
Los días se convirtieron en noches interminables mientras Sofía buscaba a su amor perdido. Hasta que un día, mientras paseaba por el parque, notó un cuadro que le recordó a Mateo. En su reverso, una inscripción decía: «¡Búscame donde los sueños se hacen realidad!».
Con renovada esperanza, Sofía regresó a la Feria de los Sueños, donde finalmente encontró a Mateo. La tormenta había pasado, y su amor brillaba más fuerte que nunca. Unidos de nuevo, su deseo se había cumplido: habían encontrado el amor verdadero en el lugar donde los sueños cobraban vida.
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