La cueva de los deseos

En la enigmática Cueva de los Deseos, donde los susurros de sueños se mezclan con la oscuridad, dos almas perdidas se encontraron.

Elena, de ojos soñadores, llevaba una pesada carga en su corazón. Lucas, con su sonrisa enigmática, ocultaba un pasado atormentado. Dentro de la cueva, un momento de silencio, una mirada furtiva, y el destino tejió su hilo.

Mientras se adentraban en las profundidades de la cueva, sus pasos resonaban con el peso de sus secretos. El aire húmedo cargaba la tensión, y el sonido del agua goteando creaba un ambiente de inquietud.

De repente, la tenue luz de sus linternas reveló un pequeño altar, adornado con gemas brillantes. Una leyenda decía que si se pedía un deseo con un corazón sincero, se haría realidad. Elena, con el corazón latiéndole con fuerza, susurró un deseo, vaciando su alma en un hilo de esperanza.

Lucas, escuchando su deseo, se conmovió profundamente. En ese momento, se dio cuenta de que el deseo de Elena era su propio anhelo: el amor. Con una nueva valentía, tomó su mano y le confió sus propios sueños.

Juntos, sellaron su pacto en la oscuridad de la cueva. Los susurros de sus promesas resonaron en sus almas, creando un vínculo inquebrantable que trascendió la oscuridad. Al salir de la cueva, llevaban consigo no solo la luz de sus linternas, sino también la esperanza de un amor que había florecido en lo profundo de sus deseos.


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