Encuentros en el puente de cristal

En el vertiginoso Puente de Cristal, suspendido entre las nubes, se cruzaron sus miradas. Ella, una mujer de espíritu libre, con ojos que brillaban como mil estrellas en el cielo nocturno. Él, un hombre enigmático, con una sonrisa pícara que ocultaba un pasado misterioso.

El cristal se empañó con el aliento de su respiración, dibujando un lienzo sobre el que escribir su historia. Sus dedos rozaron accidentalmente el cristal, enviando una corriente eléctrica que recorrió sus cuerpos. En ese instante, el tiempo se detuvo.

Conversaron durante horas, perdidos en un mundo solo para ellos. El puente se convirtió en su refugio, su santuario, donde compartían sueños y secretos. Pero como todas las historias de amor, la suya también tenía sus obstáculos.

Él desapareció sin dejar rastro, dejando a ella solo un recuerdo y una promesa rota. El puente de cristal se convirtió en un símbolo de su amor perdido, un eco de lo que pudo haber sido.

Pero un día, años después, una carta llegó a su puerta. Estaba escrita con la misma letra que la nota que había dejado él. «Encuéntrame en el Puente de Cristal, donde comenzó nuestra historia».

Con el corazón latiéndole con fuerza, ella acudió a su cita. Y allí, de pie sobre el puente que había sido testigo de su amor, estaba él. La sonrisa en su rostro era la misma de antes, pero sus ojos reflejaban un amor que había madurado con el tiempo.

En ese momento, el puente de cristal se transformó en un símbolo de esperanza renovada. Un lugar donde el pasado y el presente se unían, donde el amor había renacido de las cenizas del olvido.


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