El vals de las luciérnagas

En un jardín iluminado por luciérnagas, el compás de «El vals de las luciérnagas» cautivó a todos los presentes. Entre ellos, dos almas se encontraron: Lucía, de mirada soñadora, y Andrés, el enigmático violinista.

El violín de Andrés susurraba melodías que envolvían a Lucía como una cálida manta. Sus ojos se cruzaron, y en ese instante, el tiempo se detuvo. El vals los acercó, cada paso guiado por el latido de sus corazones.

Mientras la noche se hacía más profunda, las luciérnagas bailaban a su alrededor, iluminando su recién descubierto amor. Andrés reveló un secreto que había guardado celosamente: era un viajero del tiempo, destinado a regresar a su era.

Lucía se sintió desgarrada. El amor había florecido en un solo noche, pero ¿podía soportar la inevitable separación? El último acorde del vals resonó, marcando un final agridulce.

Andrés, con lágrimas en los ojos, se despidió, prometiendo que su amor trascendería el tiempo. Y así, desapareció en un destello de luz, dejando a Lucía con un corazón lleno de dulce tristeza y la esperanza de que su vals volvería a sonar algún día.


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