El portal de los sueños

En el umbral del Portal de los Sueños, donde lo etéreo se entretejía con lo tangible, se cruzaron dos almas destinadas a encontrarse.

Ella, Luna, una poeta de ojos soñadores, buscaba inspiración en los mundos que se desplegaban tras el velo del sueño. Él, Mateo, un artista atormentado, anhelaba escapar del peso de su pasado en un reino de fantasía.

Una noche, bajo el resplandor de la luna llena, sus caminos se unieron en el Portal. La mirada de Luna se posó en el lienzo de Mateo, marcado por trazos de dolor y belleza. Mateo quedó hipnotizado por la profundidad en los versos de Luna, que hablaban de amor y anhelo.

En ese instante, todo cambió. El mundo real se desvaneció, reemplazado por un paisaje onírico donde el tiempo no tenía sentido. Bailaron bajo las estrellas, sus corazones latían en armonía. El peso del pasado se aligeró, dando paso a una esperanza naciente.

Pero su sueño no duraría para siempre. Al despertar, la realidad amenazó con separarlos una vez más. Sin embargo, el recuerdo de su encuentro seguía ardiendo dentro de ellos, un testimonio de la magia que había florecido en el Portal de los Sueños.

Y así, en los corazones de Luna y Mateo, el Portal permaneció abierto, un símbolo de esperanza y de la posibilidad de que, incluso en los momentos más inesperados, el amor pudiera encontrar su camino.


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