Bajo la penumbra de las farolas, un antiguo mapa reveló su secreto: un destino entrelazado con el mío.
Sofía, una joven curiosa, encontró el mapa en el desván de su abuela. Cada línea dibujada a mano palpitaba con la promesa de una aventura. Al examinarlo más de cerca, notó una pequeña cruz, marcada en una pintoresca ciudad costera.
Impulsada por un anhelo desconocido, emprendió un viaje hacia ese destino. En el camino, conoció a Mateo, un artista callejero cuyo encanto enigmático la cautivó. Juntos, siguieron el rastro del mapa, cada paso acercándolos a su intrigante destino.
Al llegar a la ciudad costera, el mapa los guió a una pequeña cabaña junto al mar. Dentro, encontraron un diario que contenía cartas de amor escritas por un marinero a su amada. Cada palabra evocaba un anhelo profundo, un eco del pasado que resonaba en sus corazones.
En ese instante, Sofía se dio cuenta de que el destino escrito en el mapa no era solo un lugar, sino un amor que los había estado esperando a través de los años. Mateo, con su espíritu libre y su corazón bondadoso, era el destinatario de esas cartas.
Y así, el antiguo mapa del destino se transformó en un testigo de un amor redescubierto, un vínculo que trascendió el tiempo y unió dos almas en un abrazo eterno.
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