El jardín del adiós

¿Recuerdas el jardín secreto donde prometimos amarnos eternamente? El Jardín del Adiós.

Allí, entre rosas escarlatas y violetas perfumadas, nos encontramos. Él, un caballero de ojos verdes y alma atormentada. Yo, una dama de sueños rotos y anhelos ocultos.

El destino nos separó abruptamente, pero nuestros corazones permanecieron unidos por un hilo invisible. Años después, regresé al jardín, esperando encontrar solo recuerdos.

Sin embargo, bajo el resplandor de la luna, lo vi. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras él se acercaba, su rostro marcado por el tiempo y el anhelo. El silencio fue roto por su voz temblorosa: «Nunca te olvidé, mi amor».

En ese instante, el Jardín del Adiós se transformó en un oasis de esperanza. Tomamos nuestras manos, nuestros corazones latiendo al unísono. El amor, que había sobrevivido a las tormentas de la vida, floreció una vez más.

El Jardín del Adiós, donde las despedidas se convirtieron en reencuentros y los corazones rotos encontraron su redención.


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