Entre el bullicio de la ciudad, dos corazones se rozaron por azar en una concurrida cafetería. Lucía, sumida en sus pensamientos, no notó la mirada de Mateo, quien desvió la suya rápidamente, sintiendo un cosquilleo desconocido.
Con el aroma del café envolviendo el aire, Lucía rompió el hielo con una sonrisa casual. Mateo respondió, su voz suave pero llena de una extraña familiaridad que hizo que el corazón de Lucía latiera con más fuerza.
Las horas pasaron volando mientras charlaban, descubriendo inquietantes similitudes y una innegable conexión. Pero un detalle los separaba: Lucía estaba casada, y Mateo lo sabía.
La tensión creció con cada palabra, con cada mirada robada. El amor prohibido se abría paso, amenazando con destrozar todo a su paso. La culpa acechaba a Lucía, mientras que el deseo consumía a Mateo.
En un momento de debilidad, sellaron su amor prohibido con un beso que lo cambió todo. Pero la realidad los alcanzó, recordándoles las consecuencias de sus acciones. Con el corazón roto, prometieron cortar todo contacto.
Y así, los Amores Cruzados quedaron grabados en sus memorias, un testimonio de la fragilidad y el poder del amor prohibido. La lucha entre la razón y el corazón había marcado sus destinos para siempre.
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