La canción del río

Bajo el cielo estrellado, junto al río murmurante, una melodía cautivadora tejía un hechizo. El corazón de Lucía latía con fuerza mientras el sonido de la guitarra de Marcos acariciaba el aire.

Cada nota fluía como agua cristalina, contando la historia de un amor prohibido. Sus miradas se encontraron, cargadas de anhelo y tristeza. El miedo y el deber los mantenían separados, pero aquella música era su hilo invisible que los unía.

Con cada acorde, el río parecía susurrar sus secretos, animándolos a desafiar las convenciones. La noche se hacía cómplice de su pasión, envolviéndolos en una burbuja de emociones prohibidas.

Pero su romance estaba condenado desde el principio. La familia de Lucía desaprobaba a Marcos, y la tradición pesaba demasiado sobre sus hombros. Con el corazón roto, decidieron despedirse, prometiéndose que su amor viviría en la canción del río.

Aún hoy, cuando el río murmura su melancólica historia, Lucía y Marcos sienten un eco de su amor perdido. La canción, una vez su refugio, se ha convertido en un doloroso recordatorio de lo que podría haber sido.


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