**Los espejos del alma**
Nunca pensé encontrarme con ella, en ese café donde el aroma del café recién hecho se entremezclaba con el sonido de la lluvia. Su mirada, un espejo que reflejaba mi alma, me cautivó al instante.
El tiempo se detuvo mientras la contemplaba, su cabello castaño cayendo en cascada sobre sus hombros, sus ojos verdes esmeralda brillando con una intensidad que nunca había visto. Nuestros dedos se rozaron, un toque eléctrico que encendió una chispa dentro de nosotros.
Cada conversación fue un viaje a lo más profundo de nuestros corazones, un descubrimiento de nuestras esperanzas y sueños. En sus ojos, veía un reflejo de mis propios deseos, una conexión que traspasaba las palabras.
Pero el destino tenía otros planes. Una tarde, ella desapareció sin dejar rastro. El dolor de su ausencia era insoportable, como una herida abierta en mi alma. Me obsesioné con encontrarla, recorriendo las calles, buscando ese destello familiar de verde esmeralda.
Años después, recibí una carta. Las palabras en el papel eran de ella, explicando que había tenido que irse para protegerme. Me dijo que nunca me olvidaría, que nuestros corazones siempre estarían conectados.
Las lágrimas rodaron por mi rostro mientras leía sus palabras. Aunque nuestro amor no había tenido un final tradicional, el vínculo que compartíamos era inquebrantable. Los espejos del alma habían sellado nuestro destino, uniéndonos para siempre en el lienzo del tiempo.
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