El puente de los deseos

Bajo el cielo estrellado, el Puente de los Deseos se erguía como un susurro de promesas. Allí, en la bruma de la noche, un encuentro casual entre dos almas solitarias.

Ella, Luna, tenía ojos que brillaban como estrellas y una sonrisa que derretía el hielo. Él, Sol, era cálido y radiante, con una risa que iluminaba la oscuridad.

Al cruzar el puente, se encontraron con una tradición susurrada: colocar un candado con sus nombres y lanzarlo al río. Con cada cerradura que tintineaba, un deseo se liberaba al universo.

Con dedos temblorosos, entrelazaron sus nombres en un solo candado. Luna cerró los ojos y susurró un deseo en voz baja, esperando que el viento lo llevara a las estrellas. Sol hizo lo mismo, esperando que su deseo encontrara un lugar en el corazón de Luna.

Mientras lanzaban el candado al río, un destello de luz iluminó el cielo. Era una estrella fugaz, un presagio de buena fortuna y un símbolo de esperanza. Luna y Sol se miraron a los ojos, sus corazones latiendo con una emoción desconocida.

En ese momento, bajo el Puente de los Deseos, sus destinos se entrelazaron para siempre. Un amor construido sobre promesas, sueños y la magia de una noche estrellada.


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